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DÍA MUNDIAL DE LA TIERRA: ¿Y SI PENSAMOS YA EN EL FUTURO DE NUESTRO PLANETA?

Este lunes 22 de abril el mundo celebra el Día de la Tierra, una efeméride que llega en un momento en el que los problemas de todo tipo, desde los ambientales a los sociales o los acontecimientos políticos están oscureciendo la salud de nuestro planeta que, como se suele decir con frecuencia, “es el único que tenemos”.

Desde Almería el Grupo Ecologista Mediterráneo quiere sumarse a ese número creciente de voces y conciencias que están alzando la voz para pedir, cuando menos, una reflexión sobre ese camino que está provocando tal cantidad de desequilibrios que ya se habla de esa otra máxima, ciertamente pesimista, de que el futuro “ya no es lo que era”.

Pero no nos gusta pensar que las cosas no tienen remedio, ni que la humanidad no tiene capacidad para afrontar esos múltiples retos que tenemos por delante. No podemos ni queremos caer en la tentación de considerar que el ser humano es idiota, incapaz de entender los problemas y mucho menos de aportar, desde lo colectivo y lo personal, esas soluciones que el planeta Tierra está demandando con urgencia.

En un mundo excesivamente polarizado, excesivamente condicionado por el poder que acumulan los grandes grupos económicos o financieros, una clase política que con frecuencia cae en la tentación de hacer el juego a las personas más poderosas, queremos hacer un llamamiento a la gente, al pueblo de a pie, al conjunto de la sociedad, para que empiecen a tomar las riendas que nos lleven por caminos más seguros, hacia modelos de crecimiento que no supongan una pesada losa a las expectativas de quienes poblamos este mundo.

Quizá uno de los problemas a los que hayamos de hacer frente sea no sólo a la escasez de información en torno a la situación presente o las perspectivas de futuro que se avecinan, sino a una nueva guerra, quizá menos visible que las convencionales, pero de consecuencias tan devastadoras como las de aquellas, como es esa ceremonia de la confusión instalada en la mayor parte de las naciones o los continentes.

Demasiados mensajes cruzados, los que proceden de la comunidad científica internacional, los que emanan de colectivos sociales como los ecologistas, y los que se impulsan desde algunos de los templos del poder mundial, que cuestionen la realidad -cada vez más evidente- del cambio climático, que con lamentable frecuencia adoptan posiciones negacionistas que ponen en duda lo que los datos y la ciencia constatan.

Esa ceremonia de la confusión es, a nuestro entender, la que mantiene a la ciudadanía alejada de la decisión de adoptar posiciones acordes con modelos sostenibles de desarrollo económico (no olvidemos que para ser completa, la sostenibilidad debe abarcar tres pilares básicos; lo económico, lo social y lo ambiental).

Uno de los problemas a la hora de abordar esa necesidad de contar con una información clara y fidedigna es que los centros de poder políticos, institucionales o financieros, disponen de maquinarias de comunicación mucho más potentes que las que pueden utilizar los científicos e investigadores independientes o las ONG, ya sean de vocación social como ambiental o ecologista.

La única, y entendemos que la mejor, herramienta para afrontar ese desequilibrio de fuerzas en la difusión de los mensajes es la razón, el sentido común y la honestidad, ‘armas’ con las que sin duda cuentan quienes pretenden impulsar los cambios que el planeta Tierra necesita para hacer frente a las amenazas. Porque no son amenazas baladís; comprometen el futuro de los suelos, del agua, de la salud, de un correcto comportamiento del clima, de la justicia y la paz social, del sustento de la vida en infinidad de países que las personas que los habitan se verán obligadas a abandonar para buscar en otros lugares del mundo una opción de supervivencia.

Con frecuencia se apela a que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, lo que en realidad le confiere una pésima calidad intelectiva, pero en el GEM estamos convencidos en que si logramos que el flujo de información incorpore lo que la ciencia y la experiencia pueden ofrecerle, conseguiremos que el cambio de mentalidad ante la crisis global que no sólo estamos viviendo, sino sufriendo a base de altos costes y pérdida de condiciones para producir y avanzar en un mundo más justo, se haga realidad y eso impulse la apertura de nuevas vías de convivencia y un impulso al eterno anhelo de que las personas que nos representan en las altas instancias de estados y organizaciones internacionales realmente sean eso, nuestros y nuestras representantes, nuestras manos y nuestros corazones para afrontar y revertir los negros augurios que en estos momentos representa el futuro a corto, medio y largo plazo.

Almería, a 22 de abril de 2024. Día Internacional de la Tierra

GRUPO ECOLOGISTA MEDITERRÁNEO

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